El deterioro dela red viaria española tiene serias consecuencias sobre el bienestar social y podría frenarse con una verdadera política de conservación de carreteras.
Una carretera en mal estado acrecienta el consumo de combustible de los vehículos, con un aumento del gasto de hasta 34% y una disminución de la vida útil de los vehículos que puede llegar a alcanzar el 25%. También empeora la fluidez del tráfico. En este sentido, se estima que cada conductor español pierde 25 horas al año en atascos, traducidos en unos costes aproximados de 13,5 €/hora en viajes de ocio y más de 26,5 €/hora en desplazamientos por trabajo.
Por otro lado, un firme en mal estado supone un aumento de hasta un 34% de las emisiones de gases de efecto invernadero, con sus consecuentes problemas medioambientales y riesgos para la salud. El estado de las infraestructuras viarias también está vinculado a la vertebración del territorio y cohesión regional, y afecta, por lo tanto, al acceso a la sanidad, a la educación y al ocio.
Según ASEFMA (Asociación Española de Fabricantes de Mezclas Asfálticas) recuerda que 1€ no invertido hoy en la conservación del firme, supondrá mañana 5€ de rehabilitación y, en un futuro, 25€ en reconstrucción.
La Red de Carreteras de España requiere una inversión constante de al menos 1.288,89 millones de euros al año. Sin embargo, ahora ya son necesarios más de 5.200 millones de euros para devolverlos firmes a un estado aceptable de conservación.
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